Sábado 6: Teatro Ambigú

La compañía Traspasos K presenta la obra Me llamo Rachel Corrie, sobre la activista del ISM asesinada por el ejército israelí. Aún quedan entradas.

A Rachel Corrie la mataron el 16 de marzo de 2003.

Rachel avanzó para situarse entre la casa y la excavadora. La excavadora, a medida que se giraba en esa dirección, tenía 20 metros ó 10 segundos antes de llegar hasta Rachel con ella directamente a la vista para saber dónde estaba.

Pero avanzó hacia ella a un cierto ritmo levantando por delante un montón de escombros cada vez mayor. Y cuando el montón de escombros llagó hasta Rachel, ella obviamente sintió que para mantener el equilibrio, para no perderlo, tenía que subirse a ese montón de escombros y evitar que la arrollara.

Así lo hizo, y su cabeza y sus hombros quedaron claramente por encima de la pala de la excavadora y claramente a la vista del conductor; por tanto, él sabía perfectamente que ella estaba allí.

Rachel se cayó del montón de escombros y desapareció de la vista del conductor; es decir, que básicamente él la empujó hacia atrás y debajo del montón de escombros. Entonces ella empezó a resbalarse y luego uno de sus pies y después el otro desaparecieron y él simplemente continuó hasta que Rachel, o el lugar donde había estado Rachel, quedaron directamente bajo de la cabina de la excavadora. Entonces esperó unos segundos y luego se retiró dejando la pala por el suelo. Sólo más tarde, cuando estaba mucho más lejos del cuerpo de Rachel, levantó la pala.

Corrí a por una ambulancia, ella daba boqueadas y su cara estaba cubierta de sangre que manaba de un tajo profundo en la cara, desde el labio hasta la mejilla. Tenía los síntomas de estar sufriendo una hemorragia cerebral. Murió en la ambulancia unos minutos más tarde.