"Entender Palestina-Israel. 50 años después de la Guerra de los Seis Días", por Jorge Ramos Tolosa



A principios de junio se conmemora el medio centenario de la Guerra de los Seis Días. Pero en Palestina-Israel no todo empezó en 1967, como algunas personas creen. Fue hace 69 años cuando se creó el Estado de Israel. En ese momento se hizo realidad el gran sueño del sionismo, un movimiento nacionalista judío nacido en Europa a finales del siglo XIX. Considerando que las personas judías eran perseguidas y no podían asimilarse en el continente, buscó establecer un Estado exclusiva o mayoritariamente judío en el mayor territorio posible de Palestina. Pero la única vía para conseguirlo era el colonialismo.

Por entonces, Palestina era un territorio multiétnico y multirreligioso que pertenecía al Imperio Otomano. Convivían sin conflictos intercomunitarios personas musulmanas, cristianas y judías. ¿Cómo conseguir que un territorio que no era mayoritariamente judío se convirtiese en exclusiva o mayoritariamente judío? Solo había dos vías: el apartheid y la limpieza étnica. La llegada del colonialismo sionista truncó esta cohabitación y desencadenó un proceso que llega hasta el día de hoy. Comprender esto es clave para entender Palestina-Israel.

1948 también significó la "Nakba" (catástrofe o desastre, en árabe) del pueblo palestino. Aquel año, tropas sionistas-israelíes pusieron en marcha una limpieza étnica y unas 750.000 personas fueron expulsadas de sus casas convirtiéndose en refugiadas. Hoy, sus descendientes, son más de 7 millones. Durante la Nakba, entre 418 y 615 localidades palestinas fueron borradas del mapa. Así, Israel nació sobre las ruinas de gran parte de Palestina. En junio de 1967, hace 50 años, el Estado israelí conquistó toda la Palestina histórica y empezó la colonización interna y la ocupación militar de Cisjordania, Jerusalén Este y la Franja de Gaza. Y Estados Unidos empezó a brindarle un apoyo incomparable que se prolonga hasta la actualidad.

A partir de 1948 -y de 1967, en los nuevos territorios ocupados- también se empezó a construir el apartheid israelí. Cualquier persona judía del mundo, aunque no conociese a nadie ni tuviese vínculos con Palestina-Israel, ha podido y puede obtener la ciudadanía plena israelí. Mientras tanto, a la población palestina refugiada Israel se le ha impedido volver a sus casas -a pesar de que la Asamblea General de la ONU proclamó el derecho al retorno el 11/12/1948- únicamente porque no es judía. Hay más de 50 leyes que discriminan a las personas palestinas con ciudadanía israelí (una minoría con menos derechos, descendientes de las que no pudieron ser expulsadas en 1948).

En la actualidad, la Franja de Gaza es uno de los territorios más densamente poblados del mundo. Aproximadamente, el 70% de su población es refugiada y más del 80% depende de la ayuda humanitaria exterior. Está bloqueada por tierra, mar y aire y sufre bombardeos masivos cada varios años desde diciembre de 2008. En los últimos grandes bombardeos, durante el verano de 2014, fueron asesinadas más de 2.200 personas. Más de 500 eran niños. UNICEF declaró que 400.000 menores de edad necesitaban ayuda psicológica urgente. La práctica totalidad de los menores palestinos de Gaza tienen algún trauma psicológico y 7 de cada 10 tienen hasta 5 traumas distintos. Israel ha asesinado a más de 2.000 niños de Palestina desde el año 2000. Ni una sola autoridad política ni militar israelí ha sido juzgada.

El apartheid también es clave en Jerusalén Este y Cisjordania. Además de la construcción del Muro desde 2002 (declarado ilegal por la Corte Internacional de Justicia en 2004), cada día se construyen más y más colonias que rodean y se apropian de tierras y municipios palestinos, una dinámica que ha aumentado en momentos como las negociaciones de Oslo o tras la llegada al poder de Donald Trump. En Cisjordania se aplica un sistema jurídico distinto dependiendo de si la persona es judía o no es judía. hay carreteras solo para colonos judíos israelíes. Se demuelen casas palestinas sin cesar. Cada día, sin que sea noticia, para ir a la escuela o al trabajo, miles de palestinos tienen que esperar horas en "checkpoints" militares israelíes. En estos lugares hay tasas de mortalidad -asesinatos de palestinos- y natalidad -mujeres palestinas que tienen que dar a luz allí porque no se les permite llegar al hospital-. Ha habido casos de niños que van acompañados de su familia que solo reciben el permiso para pasar si agreden a su madre o a su padre. Muchos palestinos solo han conocido el apartheid y la ocupación. La Nakba, para muchos de ellos, es un "presente eterno".

La solución a esta enquistada cuestión colonial debe venir del cumplimiento del derecho internacional y de los Derechos Humanos. Dignidad y derechos fundamentales es lo que están pidiendo más de 1.600 presos palestinos en huelga de hambre desde hace más de un mes. Es un episodio histórico, que puede asemejarse a las de Mahatma Gandhi por la libertad de la India y contra el colonialismo, aunque Gandhi nunca estuvo más de 21 días en huelga de hambre. Gandhi, como Rosa Parks, Martin Luther King o Nelson Mandela, también impulsaron o apoyaron boicots como forma no-violenta de acabar con injusticias derivadas del colonialismo y del racismo. Es algo similar a lo que viene reivindicando el pueblo palestino desde el año 2005: Boicot, Desinversiones y Sanciones (BDS). Inspirada en la campaña similar que contribuyó a que cayese el apartheid en Sudáfrica, el objetivo es que cumpla con el derecho internacional y los derechos fundamentales de la población palestina, poniendo fin al apartheid. Una campaña que crece semana a semana en todo el mundo, que está apoyada por numerosas organizaciones (incluyendo grupos judíos y personas judías, entre las que se encuentran centenares de víctimas del Holocausto) y que Israel ya ha declarado como su principal enemigo estratégico internacional. Pese a todo ello, que en Palestina-Israel todas las personas -y no solo las judías- tengan derecho a tener derechos es un camino que no tiene vuelta atrás. Fue Nelson Mandela quien afirmó que "nuestra libertad es incompleta sin la libertad del pueblo palestino".

Profesor de Historia Contemporánea de la Universitat de València y coautor del libro "Existir es Resistir"

Fuente: La Opinión de Zamora